domingo, 9 de mayo de 2010

Cómo se crea una boludez inteligente

No soy habitué de este diario, pero en mi recorrida matinal dominguera recordé lo que habia publicado hace un tiempo en el facebook, y una cosa llevó a la otra...




Por: Cicco. A la luz de críticos profundos, sesudos, concentrados, toda obra puede convertirse en un manifiesto de algo mucho más serio de lo que, en algún momento, concibió el dolobu del autor. Basta con citar en una reseña a Borges, emparentar la obra en cuestión con los clásicos rusos o con alguna corriente literaria, sociológica, epistemológica que exija cierta compleja modulación lingual al expresarla, para que esta asuma un aura de solemnidad que debe ser respetada como quien coloca un cerco eléctrico.

Sin embargo, como muchos otros oficios, este es un método de análisis aplicable básicamente a todo. Uno puede ponerle el bronce a cuanta cosa se le cruce por la cabeza. Sólo basta con conocer los resortes que activan el mecanismo de solemnidad que hay en el lector y sencillamente apretarlos como timbres de portero eléctrico.

A continuación, y a manera de introducción al método, una humilde contribución del asesino serial al análisis puntilloso e inteligente de una serie de tonterías absolutas.

1.El miedo fantasmal shakespereano. La incertidumbre psicoanalítica. La parálisis existencial entre el querer y no poder. La monstruosidad que habita puertas afuera. La parábola de un protagonista que lucha contra sus dilemas internos, contra el naufragio de todo lo que lo rodea y se sobrepone a sus miedos más profundos con el fin de salvar a sus seres queridos. (Coraje, el Perro Cobarde, Cartoon Network)

2.Una nueva dialéctica, un lenguaje donde lo aparente es lo risible. La repetición y los fallidos como formas reveladoras de disparar la empatía. Seres extraplanetarios multicolores que simbolizan aspectos escondidos en el inconsciente colectivo y ponen en evidencia el dársein heiddegeriano e incorporan a la televisión en sus cuerpos con el fin de mostrar, como ya lo señalaba Mc Luhan, que el medio es el mensaje. (Los Teletubbies, Discovery Kids).

3.La sabiduría marcial de Oriente, un despliegue explosivo de recursos corporales a la manera del gran Kurosawa, en la piel de tres héroes que, inspirados en antiguas corrientes del budismo zen, llevan la serenidad aún en medio del caos de la lucha más encarnizada. Protagonistas alados a la manera de “Las alas del deseo” de Win Wenders, deben mantener su identidad encubierta, como agentes de novela de John Le Carré, para salvar a la de la humanidad en manos de un poder temible y materialista, que nos recuerda al gran George Orwell (Pollitos kung fu, Cartoon Network)

4.La sociología del desamparado. El retrato barrial de una comunidad que bien podría ser la suya, como nunca antes se contó. El hambre, el juego infantil, la explotación de los más débiles, una exposición abrumadora de las diferencias sociales. La serie que Pablo Trapero hubiese querido hacer, si no hubiese sido por un problema de hemorroides. (El Chavo del Ocho)

5.El cazador y su víctima. La fiereza y la intrepidez. Una carrera vertiginosa a muerte por saciar el más primitivo de los apetitos. Las fábulas de Esopo, las narraciones embebidas en naturaleza de Mark Twain y la explosión de peligros a la vuelta de la esquina de los hermanos Grimm se dan la mano en un desafío donde el más pequeño deberá poner en juego su ingenio para salvar su vida. (Tom y Jerry, Cartoon Network)

Podríamos seguir indefinidamente con esto. Todavía nos quedan Scooby Doo, Los Padrinos Mágicos y Dora la Exploradora. Vamos, ponga a prueba el sistema, es sencillo. Y, quién le dice, tal vez en unas semanas lo llamen del Suplemento Ñ y le den trabajo.


fuente:http://hipercritico.com/content/view/1597/36/

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