martes, 25 de mayo de 2010

Inocencia

"...Esa engañosa palabra mañana, mañana, mañana, nos va llevando por días al sepulcro, y la falaz lumbre del ayer ilumina al necio hasta que cae en la fosa..."

William Shakespeare

Hoy luego de ver cierto posteo en la popular web llamada Taringa!, pude recordar como con un gran anhelo de vuelta, una época maravillosa de la vida.

No sé si seré yo, pero está bueno, de vez en cuando, interpelar al espíritu infantil que uno lleva en si mismo, preguntarle que le pasó, porque las situaciones que antes podía resolver con una carcajada,o un leve gesto propio de la etapa, hoy me hace cambiar de humor, decrece misalud y mi estima...

Hace algunos años, decidí tratar de convivir con ese espíritu. Tratar de entender a todos y a todo... Y realmente se hace difícil poner en tela de juicio algunas actitudes, o el no genererar sospechas...

Puede uno pasar por boludo, como suele pasarme, solo por no querer opinar mal de otro por no ser obsecuente con una situación, o buscarle el lado bueno a lo popularmente demonizado...


Sin embargo, amigos(si es que hay alguno del otro lado), créanme, que la tranquilidad que se siente, es algo que no tiene comparacion... Reirse de si mismo, apartar un poco el orgullo inapelable, es algo que descansa el alma, y puede transmitir solo cosas buenas...

Por supuesto esto no implica que uno sea Roberto Carlos, o sea la mejor persona del mundo(siquiera se si implica ser una buena persona). Ni tampoco implica no tener criterio alguno.

Simplemente entender, antes que juzgar... Y eso, modestia aparte, es una de las cosas de mi personalidad de las que me puedo enorgullecer...

Pienso que quizás, nuestro crecimiento puede resurgir justamente de esta contradicción, crecer un poco menos...

Fragmentos del tiempo en que uno no se ablanda al temor de admitir ser un Boludo, o varios en uno.

Momentos de una paz, dificil de encontrar.


lunes, 10 de mayo de 2010

Eternal Sunshine Of Spotless Mind

"...Cuán felices son aquellos que viven sin culpa! Ellos se olvidan del mundo y son olvidados por éste. El Eterno resplandor de una mente sin recuerdos, que sólo acepta sus oraciones y rechaza sus deseos..."

De Alexander Pope, "Eloisa To Abelard"

Juan Lopez y John Ward


Les tocó en suerte una época extraña. El planeta había sido parcelado en distintos países, cada uno provisto de lealtades, de queridas memorias, de un pasado sin duda heroico, de derechos, de agravios, de una mitología peculiar, de próceres de bronce, de aniversarios, de demagogos y de símbolos. Esa división, cara a los cartógrafos, auspiciaba las guerras. López había nacido en la ciudad junto al río inmóvil; Ward, en las afueras de la ciudad por la que caminó Father Brown. Había estudiado castellano para leer el Quijote. El otro profesaba el amor de Conrad, que le había sido revelado en una aula de la calle Viamonte. Hubieran sido amigos, pero se vieron una sola vez cara a cara, en unas islas demasiado famosas, y cada uno de los dos fue Caín, y cada uno, Abel. Los enterraron juntos. La nieve y la corrupción los conocen. El hecho que refiero pasó en un tiempo que no podemos entender.

Jorge Luis Borges

Los Gatos de Ulthar

Se dice que en Ulthar, que se encuentra más allá del río Skai, ningún hombre puede matar a un gato; y ciertamente lo puedo creer mientras contemplo a aquel que descansa ronroneando frente al fuego. Porque el gato es críptico, y cercano a aquellas cosas extrañas que el hombre no puede ver. Es el alma del antiguo Egipto, y el portador de historias de ciudades olvidadas en Meroe y Ophir. Es pariente de los señores de la selva, y heredero de los secretos de la remota y siniestra África. La Esfinge es su prima, y él habla su idioma; pero es más antiguo que la Esfinge y recuerda aquello que ella ha olvidado.

En Ulthar, antes de que los ciudadanos prohibieran la matanza de los gatos, vivía un viejo campesino y su esposa, quienes se deleitaban en atrapar y asesinar a los gatos de los vecinos. Por qué lo hacían, no lo sé; excepto que muchos odian la voz del gato en la noche, y les parece mal que los gatos corran furtivamente por patios y jardines al atardecer. Pero cualquiera fuera la razón, este viejo y su mujer se deleitaban atrapando y matando a cada gato que se acercara a su cabaña; y, a partir de los ruidos que se escuchaban después de anochecer, varios lugareños imaginaban que la manera de asesinarlos era extremadamente peculiar. Pero los aldeanos no discutían estas cosas con el viejo y su mujer; debido a la expresión habitual de sus marchitos rostros, y porque su cabaña era tan pequeña y estaba tan oscuramente escondida bajo unos desparramados robles en un descuidado patio trasero. La verdad era, que por más que los dueños de los gatos odiaran a estas extrañas personas, les temían más; y, en vez de confrontarlos como asesinos brutales, solamente tenían cuidado de que ninguna mascota o ratonero apreciado, fuera a desviarse hacia la remota cabaña, bajo los oscuros árboles. Cuando por algún inevitable descuido algún gato era perdido de vista, y se escuchaban ruidos después del anochecer, el perdedor se lamentaría impotente; o se consolaría agradeciendo al Destino que no era uno de sus hijos el que de esa manera había desaparecido. Pues la gente de Ulthar era simple, y no sabía de dónde vinieron todos los gatos.

Un día, una caravana de extraños peregrinos procedentes del Sur entró a las estrechas y empedradas calles de Ulthar. Oscuros eran aquellos peregrinos, y diferentes a los otros vagabundos que pasaban por la ciudad dos veces al año. En el mercado vieron la fortuna a cambio de plata, y compraron alegres cuentas a los mercaderes. Cuál era la tierra de estos peregrinos, nadie podía decirlo; pero se les vio entregados a extrañas oraciones, y que habían pintado en los costados de sus carros extrañas figuras, de cuerpos humanos con cabezas de gatos, águilas, carneros y leones. Y el líder de la caravana llevaba un tocado con dos cuernos, y un curioso disco entre los cuernos.

En esta singular caravana había un niño pequeño sin padre ni madre, sino con sólo un gatito negro a quien cuidar. La plaga no había sido generosa con él, mas le había dejado esta pequeña y peluda cosa para mitigar su dolor; y cuando uno es muy joven, uno puede encontrar un gran alivio en las vivaces travesuras de un gatito negro. De esta forma, el niño, al que la gente oscura llamaba Menes, sonreía más frecuentemente de lo que lloraba mientras se sentaba jugando con su gracioso gatito en los escalones de un carro pintado de manera extraña.

Durante la tercera mañana de estadía de los peregrinos en Ulthar, Menes no pudo encontrar a su gatito; y mientras sollozaba en voz alta en el mercado, ciertos aldeanos le contaron del viejo y su mujer, y de los ruidos escuchados por la noche. Y al escuchar esto, sus sollozos dieron paso a la reflexión, y finalmente a la oración. Estiró sus brazos hacia el sol y rezó en un idioma que ningún aldeano pudo entender; aunque no se esforzaron mucho en hacerlo, pues su atención fue absorbida por el cielo y por las formas extrañas que las nubes estaban asumiendo. Esto era muy peculiar, pues mientras el pequeño niño pronunciaba su petición, parecían formarse arriba las figuras sombrías y nebulosas de cosas exóticas; de criaturas híbridas coronadas con discos de costados astados. La naturaleza está llena de ilusiones como esa para impresionar al imaginativo.

Aquella noche los errantes dejaron Ulthar, y no fueron vistos nunca más. Y los dueños de casa se preocuparon al darse cuenta de que en toda la villa no había ningún gato. De cada hogar el gato familiar había desaparecido; los gatos pequeños y los grandes, negros, grises, rayados, amarillos y blancos. Kranon el Anciano, el burgomaestre, juró que la gente siniestra se había llevado a los gatos como venganza por la muerte del gatito de Menes, y maldijo a la caravana y al pequeño niño. Pero Nith, el enjuto notario, declaró que el viejo campesino y su esposa eran probablemente los más sospechosos; pues su odio por los gatos era notorio y, con creces, descarado. Pese a esto, nadie osó quejarse ante la dupla siniestra, a pesar de que Atal, el hijo del posadero, juró que había visto a todos los gatos de Ulthar al atardecer en aquel patio maldito bajo los árboles. Caminaban en círculos lenta y solemnemente alrededor de la cabaña, dos en una línea, como realizando algún rito de las bestias, del que nada se ha oído. Los aldeanos no supieron cuánto creer de un niño tan pequeño; y aunque temían que el malvado par había hechizado a los gatos hacia su muerte, preferían no confrontar al viejo campesino hasta encontrárselo afuera de su oscuro y repelente patio.

De este modo Ulthar se durmió en un infructuoso enfado; y cuando la gente despertó al amanecer ¡he aquí que cada gato estaba de vuelta en su acostumbrado fogón! Grandes y pequeños, negros, grises, rayados, amarillos y blancos, ninguno faltaba. Aparecieron muy brillantes y gordos, y sonoros con ronroneante satisfacción. Los ciudadanos comentaban unos con otros sobre el suceso, y se maravillaban no poco. Kranon el Anciano nuevamente insistió en que era la gente siniestra quien se los había llevado, puesto que los gatos no volvían con vida de la cabaña del viejo y su mujer. Pero todos estuvieron de acuerdo en una cosa: que la negativa de todos los gatos a comer sus porciones de carne o a beber de sus platillos de leche era extremadamente curiosa. Y durante dos días enteros los gatos de Ulthar, brillantes y lánguidos, no tocaron su comida, sino que solamente dormitaron ante el fuego o bajo el sol.

Pasó una semana entera antes de que los aldeanos notaran que, en la cabaña bajo los árboles, no se prendían luces al atardecer. Luego, el enjuto Nith recalcó que nadie había visto al viejo y a su mujer desde la noche en que los gatos estuvieron fuera. La semana siguiente, el burgomaestre decidió vencer sus miedos y llamar a la silenciosa morada, como un asunto del deber, aunque fue cuidadoso de llevar consigo, como testigos, a Shang, el herrero, y a Thul, el cortador de piedras. Y cuando hubieron echado abajo la frágil puerta sólo encontraron lo siguiente: dos esqueletos humanos limpiamente descarnados sobre el suelo de tierra, y una variedad de singulares insectos arrastrándose por las esquinas sombrías.

Posteriormente hubo mucho que comentar entre los ciudadanos de Ulthar. Zath, el forense, discutió largamente con Nith, el enjuto notario; y Kranon y Shang y Thul fueron abrumados con preguntas. Incluso el pequeño Atal, el hijo del posadero, fue detenidamente interrogado y, como recompensa, le dieron una fruta confitada. Hablaron del viejo campesino y su esposa, de la caravana de siniestros peregrinos, del pequeño Menes y de su gatito negro, de la oración de Menes y del cielo durante aquella plegaria, de los actos de los gatos la noche en que se fue la caravana, o de lo que luego se encontró en la cabaña bajo los árboles, en aquel repugnante patio.

Y, finalmente, los ciudadanos aprobaron aquella extraordinaria ley, la que es referida por los mercaderes en Hatheg y discutida por los viajeros en Nir, a saber, que en Ulthar ningún hombre puede matar a un gato.





Los Gatos De Ulthar, De H. P Lovercraft(1890 - 1937)

Poesía De La Medianoche


Tal vez perdure mi sonrisa
en el desorden de tus sueños
y mi palabra siga creciendo
en la curva de tu boca.
También es probable que tu piel
continúe en celo de la mía
y aún espere mi mano
para ahondar su intemperie.
Pero a juzgar por el tiempo y sus reveses
lo más posible
es que hayas abierto otras ventanas
renovado tu ropa y las agendas
y que ya no te gusten las mismas flores.
Nada es para siempre
y falta mucho para todo
en esta ciudad que duele tanto en otoño.
Donde la luna
fiel a su costumbre
se suicida
sin dar ninguna explicación.


Alfredo Palacio. Poeta Argentino nacido en 1949, y residente de la Ciudad de Buenos Aires.

domingo, 9 de mayo de 2010

Egolatría


¿Será cierto que las mujeres están en este mundo solo para cojerlas?
¿Será cierto que el amor no existe, y que cuando lo hay solo parece un montón de palabras trilladas repetidas demagógicamente hasta el hartazgo?
¿Será cierto que en mi barrio los chicos Humildes se visten con cadenas y relojes de oro, y zapatillas de 600 pesos?
¿Será cierto que lo mejor de la música no es su espiritualidad, dedicación y virtuosidad, sino la cantidad de parafernalias que uno luzca al gritarla?
¿Será cierto que un hombre sufrido de amor debe expresarlo abiertamente en medio de una muchedumbre de mujeres ligeras de ropa?

Pregunto;
¿No será hora de que organicemos una gran maratón de paja, y salgamos al día siguiente a salvarnos como seres sociales?


Ingenuamente


Para siempre voy a callar.

No por desquiciado. Siquiera Por noctambulo, o algo parecido. Vos sabes bien a que me refiero. Esto no es casualidad, aunque bien lo quisieramos.

Imagine que pasado el tiempo, te habrías ido. Imaginé que mi alma cansada iba a despegarte. Sos mucho, aun más de lo que pudiera imaginar.

Ayer cai en cuentas de que fue toda obra de mi ingenuidad creer que podia amarte. Ingenuidad que me llevo a ponerte en el lugar del que nunca te fuiste.

Puedo esquivarte, puedo esconderme. Pero vos seguís alli. Y eso, tal vez, es tambien parte de mi ingenuidad.

Es verdad, todo cambio, yo cambie, la vida cambia, todo el tiempo, es inutil creer que esto es algo maleable, como si pudieramos hacernos dueños de nuestra propia carrera.

Ayer estabas vos ahi, donde siempre estuviste. Como siempre.

Innnata, capaz de dar vuelta todo a tu antojo.

Me jugaste una mala pasada. Me hiciste creer que te habias ido. Abandonaste mis sueños, mis horas.

Pero siempre estuviste alli.

Ayer estabas vos ahi, Perfecta unanimidad de sensaciones.

Para qué decirlo? Nunca hizo falta, y menos ahora.

Bajar la mirada, evitarte la palabra, surge casi el mismo efecto.

Ingenuamente tambien, pense que algun placebo iba a borrarte de mi cuadro, dejadote fuera aunque sea por unas horas, las que me permitan hacerme cargo de tu encuentro, las que me permitan hacerme cargo de esta vida que dejaste aca...

Siempre voy a callarlo. No por desquiciado. Siquiera Por noctambulo. Vos sábes bien a que me refiero.

Las palabras no te alcanzan, pueden intentarlo, pero jamás te van a alcanzar.

Cómo entender de tu ausencia?, si estás aca, como ayer, como siempre...

Por eso que prefiero callarlo, porque tanto yo tambien, podría alcanzarte.

Matías.





Este texto surgió hace unas horas. No es nada de lo que me pueda enorgullecer. Simplemente es lo que puede escupir.

Cómo se crea una boludez inteligente

No soy habitué de este diario, pero en mi recorrida matinal dominguera recordé lo que habia publicado hace un tiempo en el facebook, y una cosa llevó a la otra...




Por: Cicco. A la luz de críticos profundos, sesudos, concentrados, toda obra puede convertirse en un manifiesto de algo mucho más serio de lo que, en algún momento, concibió el dolobu del autor. Basta con citar en una reseña a Borges, emparentar la obra en cuestión con los clásicos rusos o con alguna corriente literaria, sociológica, epistemológica que exija cierta compleja modulación lingual al expresarla, para que esta asuma un aura de solemnidad que debe ser respetada como quien coloca un cerco eléctrico.

Sin embargo, como muchos otros oficios, este es un método de análisis aplicable básicamente a todo. Uno puede ponerle el bronce a cuanta cosa se le cruce por la cabeza. Sólo basta con conocer los resortes que activan el mecanismo de solemnidad que hay en el lector y sencillamente apretarlos como timbres de portero eléctrico.

A continuación, y a manera de introducción al método, una humilde contribución del asesino serial al análisis puntilloso e inteligente de una serie de tonterías absolutas.

1.El miedo fantasmal shakespereano. La incertidumbre psicoanalítica. La parálisis existencial entre el querer y no poder. La monstruosidad que habita puertas afuera. La parábola de un protagonista que lucha contra sus dilemas internos, contra el naufragio de todo lo que lo rodea y se sobrepone a sus miedos más profundos con el fin de salvar a sus seres queridos. (Coraje, el Perro Cobarde, Cartoon Network)

2.Una nueva dialéctica, un lenguaje donde lo aparente es lo risible. La repetición y los fallidos como formas reveladoras de disparar la empatía. Seres extraplanetarios multicolores que simbolizan aspectos escondidos en el inconsciente colectivo y ponen en evidencia el dársein heiddegeriano e incorporan a la televisión en sus cuerpos con el fin de mostrar, como ya lo señalaba Mc Luhan, que el medio es el mensaje. (Los Teletubbies, Discovery Kids).

3.La sabiduría marcial de Oriente, un despliegue explosivo de recursos corporales a la manera del gran Kurosawa, en la piel de tres héroes que, inspirados en antiguas corrientes del budismo zen, llevan la serenidad aún en medio del caos de la lucha más encarnizada. Protagonistas alados a la manera de “Las alas del deseo” de Win Wenders, deben mantener su identidad encubierta, como agentes de novela de John Le Carré, para salvar a la de la humanidad en manos de un poder temible y materialista, que nos recuerda al gran George Orwell (Pollitos kung fu, Cartoon Network)

4.La sociología del desamparado. El retrato barrial de una comunidad que bien podría ser la suya, como nunca antes se contó. El hambre, el juego infantil, la explotación de los más débiles, una exposición abrumadora de las diferencias sociales. La serie que Pablo Trapero hubiese querido hacer, si no hubiese sido por un problema de hemorroides. (El Chavo del Ocho)

5.El cazador y su víctima. La fiereza y la intrepidez. Una carrera vertiginosa a muerte por saciar el más primitivo de los apetitos. Las fábulas de Esopo, las narraciones embebidas en naturaleza de Mark Twain y la explosión de peligros a la vuelta de la esquina de los hermanos Grimm se dan la mano en un desafío donde el más pequeño deberá poner en juego su ingenio para salvar su vida. (Tom y Jerry, Cartoon Network)

Podríamos seguir indefinidamente con esto. Todavía nos quedan Scooby Doo, Los Padrinos Mágicos y Dora la Exploradora. Vamos, ponga a prueba el sistema, es sencillo. Y, quién le dice, tal vez en unas semanas lo llamen del Suplemento Ñ y le den trabajo.


fuente:http://hipercritico.com/content/view/1597/36/

El Perdón

El tema del día era resentimiento y el maestro nos había pedido que lleváramos papas y una bolsa de plástico.
Ya en clase elegimos una papa por cada persona que guardábamos resentimiento.
Escribimos su nombre en ella y la pusimos dentro de la bolsa. Algunas bolsas eran realmente pesadas.
El ejercicio consistía en que durante una semana lleváramos con nosotros a todos lados esa bolsa de papas.
Naturalmente la condición de las papas se iba deteriorando con el tiempo. El fastidio de acarrear esa bolsa en todo momento me mostró claramente el peso espiritual que cargaba a diario y cómo, mientras ponía mi atención en ella para no olvidarla en ningún lado desatendía cosas que eran más importantes para mí.
Todos tenemos papas pudriéndose en nuestra "mochila" sentimental.
Este ejercicio fue una gran metáfora del precio que pagaba a diario por mantener el resentimiento por algo que ya había pasado y no podía cambiarse.
Me di cuenta que cuando hacía importantes los temas incompletos o las promesas no cumplidas me llenaba de resentimiento, aumentaba mi stress, no dormía bien y mi atención se dispersaba.
Perdonar y dejarlas ir me llenó de paz y calma, alimentando mi espíritu.
La falta de perdón es como un veneno que tomamos a diario a gotas pero que finalmente nos termina envenenando.
Muchas veces pensamos que el perdón es un regalo para el otro sin darnos cuenta que los únicos beneficiados somos nosotros mismos.
El perdón es una expresión de amor.
El perdón nos libera de ataduras que nos amargan el alma y enferman el cuerpo.
No significa que estés de acuerdo con lo que pasó, ni que lo apruebes.
Perdonar no significa dejar de darle importancia a lo que sucedió, ni darle la razón a alguien que te lastimó. Simplemente significa dejar de lado aquellos pensamientos negativos que nos causaron dolor o enojo.
El perdón se basa en la aceptación de lo que pasó.
La falta de perdón te ata a las personas desde el resentimiento. Te tiene encadenado.
La falta de perdón es el veneno más destructivo para el espíritu ya que neutraliza los recursos emocionales que tienes.
El perdón es una declaración que puedes y debes renovar a diario.
Muchas veces la persona más importante a la que tienes que perdonar es a ti mismo por todas las cosas que no fueron de la manera que pensabas.
"La declaración del Perdón es la clave para liberarte".
¿Con qué personas estás resentido?
¿A quiénes no puedes perdonar?
¿Tú eres infalible y por eso no puedes perdonar los errores ajenos?
"Perdona para que puedas ser perdonado"
"Recuerda que con la vara que mides, serás medido..."





Este es un relato que encontré en la net.
Es una buena manera de pensar algunas cosas...

Aunque a veces el resentimiento no esta relacionado con el odio...



Cuesta tanto esta vida sin ilusión...

Posdata

Se agradece a la Señorita, María Belén (Alias:"Vieja"), la motivación para retroceder en el tiempo e investigar de nuevo el por qué de la reflexíon a través de esta herramienta tan impersonal...

Si usted ha caído en este sitio creyendo que vale la pena, Visite éste link y no se decepcionara

Un Mediodía de Tu Invierno

Extrañamente conocida. Sutilmente familiar. Son pocas las chances de que pueda volver.
Sinceramente no recordaba cuan invisible puede sentirse uno cuando regresa.
Si, es ella, casi estoy seguro.
No deja de asombrarme, pese a haber podido caminar por la misma vereda en determinadas ocasiones. Ella, me deja, me abandona del entorno, me aparta de todo y todos en este pequeño lapso de tiempo. Segundos, minutos, horas; variantes de una larga espera para una sensación irrepetible. Y cargada con una mochila sensorial inimaginable, imperceptible a lo largo de varios años. Repentinamente razono que me encontré extraviado; siempre estuvo ahí, siempre, como agazapada para envolverme.
Sigilosamente me persiguió, me entretuvo con sus variantes melancólicas, signos de adolescencia estrepitosamente encontrada, nostalgia inservible, llegado el caso.
Y este es el caso. Estaba.
Pero yo no estuve.
No estuve para entenderla, para saber como saberla, como acurrucarme en sus hombros.
Esta Sensación. Volvió. Esta acá, producto de yo que se, un irreprochable destino, quizás.
En el fondo siempre supe que la iba a encontrar de vuelta. Mal o bien iba a lograrlo, pero estuve ahí, esperando mi numero, como victima de mi propia paciencia.
Miro por detrás de mi hombro.
La avenida se torna en un vacío sendero, los pocos automovilistas que se osan a transitarla, parecen no darse cuenta de lo que pasa, convencidos tal vez de que su turno llegara pronto, o capaces de aceptar que la vuelta paso y no quedara mas que resignar sus sentidos.
Silencios; Ella los maneja. Todos y cada uno, los guarda, escoje los mas especiales, y va desplegándolos en su justa medida. Todos están ahí, pero son cómplices.
Yo me impaciento, por primera vez en varios años, le exijo.
De una vez, necesito que se acentúe, que deje de lado sus cursilerias y me regale su atención.
El banco del parque esta mudo, apegado a su trampa, manteniendo mi presencia inmóvil. No me puedo levantar ahora, necesito volver a verla.
Solo atino a mirar hacia arriba. El cielo me da su espalda, convencido de que lo que esta por pasar, no da lugar a las dudas.
El frío viento me dio la señal. Ha llegado.
Me incomoda, quiero correr; Necesito quedarme.
Mis ojos no pueden parpadear. No deben.
Es solo este momento, y quizás nunca vuelva a pasear su rumbo por aquí.
Este es su momento. No importa cuan larga sea su estadía, solo necesito tantearla, mi organismo depende de una de sus dosis.
No pude evitarte... nunca pude.
Ni mis mas elaborados esfuerzos lo lograrían. Vos estas, siempre, como la mas intrépida de todas las sensaciones.
Quiero leer mi reloj. El movimiento de mi brazo es demasiado lento, no puedo dilucidar.
La primera gota cae. A qui estas por fin.
Estas en tu lugar, este es tu espacio, y solo ahora puedo darme cuenta de que te invadí, involuntariamente me hice en la hazaña de irrumpir en tu escenario.
Me aíslas. Me dejo llevar.
Soy yo, solo yo y ella.
Por fin, el aire baja su temple. Me rocía en un aroma perfectamente desconocido.
Te veo, te puedo observar, no estas ahí pero te veo.
Y vos me llevas. Recuerdos de cuando te conocí.
Aquellas tardes de invierno, apenas catorce años, y te alzaste con tu sombra en mi innata memoria. Las ventanas abiertas, te dejaron entrar, si, en ese, tu momento, en los pocos segundos previos a la caída del rocío.
El invierno es tu estación favorita, pero nos hemos encontrado por otros lares.
Y vos me trajiste hasta este parque, hasta este banco. Y te recuerdo inmediatamente.. Así actuás. Rápido. Fácil.
Me haces victima y victimario. Todo es un maquiavélico conjunto dentro de mi cabeza.
Es injusto. Pero no puedo hacer mas que aceptarlo.
Solo vos y yo. Y Todo lo demás, solo a tu merced.
Necesito aire, necesito lo devuelvas.
Vuelvo al recuerdo de aquellas tardes, ventanas abiertas, la lluvia cayendo sobre las hojas de los arboles, desplegando un aroma a lluvia. Simple humedad vertida en la tierra infertil de un pequeño jardín urbano.
Aquel conjunto escocés, se presta como banda sonora. “Luv”, presiento, y la canción se apodera del sonido, apabullando al voraz silencio en el que estaba acorralado.
Pude ganar esta batalla.
El agua empieza a mostrase mas densa. Ya la fuente que se aparejaba al banco, comienza a impulsarse mas rápido, la corriente se normaliza.
El frío Se hace piel en mi, y la piel se hace carne. Mi corazón empieza a darme puntapiés de vuelta, signos de la vida que nunca se fue.
Así te fuiste. Así te deje. Como cómplices los dos, no fue mas que un inconveniente, un mero accidente del azar.
Esta vez mi voluntad fue mas fuerte. Esta vez no vi la nieve sobre mis hombros. Pude sujetarme bien fuerte del banco de aquel parque. Y no me llevaste.
La carne se volvió huesos. Ya el cigarro no sabe a nada. Es solo humo.
Aquella cabellera rubia, mirándome fijamente, con su paso acelerado, como vagamente temerosa de que mi grotesca presencia se haga de forma violenta en alguna situación.
Se desvanece la música, casi despidiéndose, en un fade interminable de recuerdos de infancia, lugares nunca conocidos, sueños que nunca me atreví a soñar.
El rocío dejo su lugar, se acomodo en algún otro sitio mas lejano, dejando su leve marca en mi vestimenta. La lluvia se impone, cada vez mas brutal, cada vez menos tolerante.
La gente busca refugio. Lentamente, los automovilistas asoman su marcha por la avenida.
Estoy empapado. Fuimos, los dos por un rato, uno solo.
Pero fui, a fin de cuentas, victima nuevamente de tu juego. Siempre fuiste así. Egoísta, salvajemente desconsiderada.
Aunque, sinceramente, Yo quise jugar. Me atrapa. Me desvela.
Mi reloj marca las dos y cuarto. Hora de volver a mis labores.
Hora de volver a ser, un simple dibujo de lo que algún día imagine poder ser.
Y sin embargo sé, que en algún lugar, seguís estando vos, como agazapada para envolverme.
Siempre de la misma manera.
Extrañamente conocida. Sutilmente familiar.
Aunque me ahonda en tristeza, el simple hecho de discernir, que son pocas las chances de que puedas volver...



Matías.

sábado, 8 de mayo de 2010

Cumpleaños


Alguna vez vamos a replantearnos como sociedad, cultural y éticamente, Lo ridículo que es cantar el tan celebrado "Cumpleaños Feliz"?







Sobretodo en los mayores de 30...

Canción Para Los Días De La Vida

...Tengo que aprender a volar entre tanta gente de pie...

Luis Alberto Spinetta